Rubén Iduriaga
Psicólogo y logopeda colegiado especialista en Dificultades Específicas de Aprendizaje en niños y adultos
Ces Don Bosco – www.neuronatencion.com
La dislexia es un trastorno que no parece tener cura. Sobre todo se habla de dislexia en niños, pero qué pasa cuando estos niños se convierten en adultos. ¿Cuáles son las peculiaridades de la dislexia en los adultos?
Los adultos con dislexia tienen la peculiaridad de haber tenido un bagaje de dificultades de aprendizaje durante toda la etapa escolar. Es una mochila que siguen llevando a la espalda, aunque a veces intenten olvidarse de ésta. Destacaría dos tipos de adultos con dislexia: por un lado, los que han hecho un esfuerzo titánico por superar sus dificultades, en algunos casos con apoyo y en otros por ellos mismos, pero que al final lograban cursar estudios superiores y/o universitarios. Por otro lado, adultos que optaron directamente por la incorporación al mundo laboral, donde el desempeño no estaba mediatizado por sus dificultades. Si se optaba por la formación, elegían estudios relacionados con el conocimiento de base práctica, alejados de libros y amplios temarios, en su mayoría evaluados mediante la acción y la destreza funcional.
Mención especial tienen los adultos, padres de niños disléxicos, que descubren sus dificultades por el reflejo en sus hijos.
Comentas que cada vez son más las personas que acuden al logopeda con un autodiagnóstico de dislexia. ¿Cuáles son los principales síntomas de la dislexia?
Lo primero es preguntarse, ¿por qué cada vez más adultos con dislexia que acuden al logopeda?. La respuesta está en la concienciación que asociaciones, familias y profesionales han logrado a través de los medios de comunicación y las redes sociales. No es que aparezcan más casos, sino que la sociedad es más consciente de lo que es la dislexia.
Las dificultades se centran en la exactitud, velocidad y comprensión lectora; en la expresión escrita y la ortografía; en la secuencia y habilidad para resumir ideas, y de forma notable en las habilidades relacionadas con la fonología de las palabras. Por último, dificultades en la memoria secuencial auditiva. Toda esta sintomatología tiene un componente común, la necesidad de mayor tiempo de ejecución.
Otros problemas añadidos son la gestión del tiempo, las funciones ejecutivas y en muchos casos, desajustes emocionales derivados de la frustración que conlleva la no consecución de logro.
¿Existen falsos mitos que confunden a la población y que suponen una barrera más que una ayuda?
Sin pretensión de enumerarlos todos, me parece importante destacar que los problemas de dominancia lateral (zurdo – diestro) y las alteraciones viso-espaciales no definen por sí mismas a los adultos con dislexia. Otra de las falsas creencias es que todos los disléxicos tienen que ser muy creativos e inteligentes.
Existe una comorbilidad significativa con TDA, pero no quiere decir que todas las personas con dislexia tengan problemas atencionales, sino que la propia dificultad les hace ser desatentos. Por último, se les ha etiquetado de vagos y con capacidades intelectuales bajas. En este sentido, cabe recordar que la etiqueta diagnóstica (DSM-V) descarta la discapacidad intelectual como criterio.
¿El logopeda debe ser el profesional que diagnostique y aborde la dislexia? ¿Qué deben tener en cuenta estos profesionales para conseguir una detección adecuada?
El logopeda debe estar cualificado para realizar el diagnóstico de la dislexia. Si bien, el diagnóstico en adultos no puede realizarse de modo similar al realizado en edad escolar. Las estrategias aprendidas y los recursos utilizados por el adulto pueden ser muy dispares, por lo que será necesario adaptar la evaluación a las circunstancias de aprendizaje y desempeño del adulto. Recordemos que las principales dificultades que definen la dislexia permanecerán en el adulto y si llegan a superarlas necesitarán mayor cantidad de tiempo.
¿Cuáles son los principales planteamientos de intervención?
Como en otro tipo de dificultades los programas de intervención deben partir de los déficit detectados en la evaluación. El foco fundamental de la intervención debe ponerse en el desempeño de la vida cotidiana, es decir, aquellas dificultades que incidan negativamente en el devenir diario del adulto con dislexia. Puede ser algo tan simple como escribir un WhatsApp, un Tweet o responder de forma rápida a un correo. Busquemos qué necesita y adecuemos nuestra intervención a las necesidades.
¿Cuáles son los principales avances que se están dando en dislexia?
Creo que el principal avance en la dislexia ha sido la neurociencia. Nos ha permitido dar respuesta a una particular forma de procesar la información lectoescrita y lograr entender el funcionamiento deficitario. En la actualidad, y también con base neuropsicológica, se están descubriendo nuevas relaciones entre la dislexia y el procesamiento auditivo, relacionado con la prosodia y los ritmos sonoros.
Mi deseo de avance particular lo focalizo en la prevención, sobre todo en la etapa de educación infantil e inicio de la educación primaria. Ojalá las autoridades educativas entiendan que el desarrollo del lenguaje oral, en particular las habilidades fonológicas previas al aprendizaje de la lectoescritura correlacionan con la disminución de casos con retraso lector y la mayor consolidación del aprendizaje lectoescrito para todos los alumnos. Por supuesto, una disminución de los efectos de la propia dificultad disléxica. En definitiva, no participemos en la carrera de enseñar cuanto antes a leer y escribir. Recordemos que las habilidades lingüísticas orales son la base previa de las escritas.